lunes, 27 de abril de 2015

A ESCUPIR A LA CALLE

            
Así nos maldecían cuando sobrepasábamos los límites de la norma impuesta por la tribu. Era una manera más o menos despectiva de metaforizar  la exclusión. Te echaban. Fuera, a hacer gárgaras. A escupir a la calle.
A fumar a la calle. El bar sin humos.. Y el osado que se atreva a contravenir la norma será considerado como infame y, por si fuera poco, cualquier operario o profesional no fumador  puede plantear su queja sobre un compañero fumador a través de los "grupos de trabajo sobre satisfacción de los empleados", que es como ahora llaman a la Inquisición existente en las empresas para combatir los malos hábitos. Actualmente, si se elimina la sala de fumadores y se generaliza la posibilidad de denunciar al compañero (Inquisición sanitaria) por el hecho nefando de fumar, van a originarse, sin duda, tensiones en los centros de trabajo y más de dos desahogarán su inquina en la denuncia rastrera. Cosa triste ésta de la perturbación vengativa entre colegas. Adiós, pues, a la lírica del cigarrillo. La mezcla olorosa del tabaco y la colonia traducían sensaciones íntimas, de acercamiento y pasión. La charla entre amigos era imposible sin el ofrecimiento abierto del cigarrillo. Las volutas del humo cobijaban las entrañas acogedoras del bar y su murmullo. El suelo repleto de colillas y palillos simbolizaba la basura interior que cada cual echaba fuera a través de la charla amistosa y el pincho de tortilla.
A fumar a la calle. La campaña antitabaco es furibunda y posiblemente acertada. Sin embargo, bajo la funda estentórea de las grandes campañas siempre suelen esconderse intereses no confesados. ¿Por qué no se financian medios sanitarios antitabaco de la misma manera que se financian medios sanitarios antigripe? Se cuentan por miles, como causa principal de la ley antitabaco, las víctimas mortales que cada año causa el tabaquismo. Vale. Pero gran parte del pueblo se pregunta por qué no se pone el mismo énfasis destructivo en los miles de víctimas anuales que causan las armas. Los Gobiernos de medio mundo se han puesto de acuerdo en la persecución de fumadores y en la promulgación de leyes antitabaco, ¿por qué no se ponen de acuerdo y promulgan, además, leyes antiguerra? Prohibido que haya guerras en el mundo. Paz.
En fin. Pienso que la ley antitabaco no hace más sano a un país de igual manera que las armas no hacen más seguro a un país. El tabaco (tabaquismo) causa miles de víctimas anuales, y se persigue y se prohíbe. Las armas (la guerra) causan miles de víctimas anuales y ni se persiguen ni se prohíben. Con el tabaco se aprovechan los temores del gentío a la enfermedad y a la muerte, con las armas no. Con la prohibición del tabaco se ahorran miles de millones a la Sanidad Pública, con la prohibición de las armas no ganarían los Gobiernos los miles de millones que supone su venta. ¿Quién juega con nosotros?

No hay comentarios:

Publicar un comentario