Tambores de guerra en Rusia y en Ucrania. Tambores de guerra llevan sonando
meses y meses en Siria. La guerra se
ha desatado en muchos puntos del planeta. Curiosamente, ahora no la llaman
guerra, la llaman ‘operación’. Operación es una palabra que vale lo mismo para
un roto que para un descosido. Esa amplitud semántica que puede
desarrollar un término cuando al personal le da por utilizarlo. Operación
Salida, inicio de vacaciones. Operación Regreso, 46 muertos. Operación Mediadora, paliación hipócrita de la guerra entre
judíos y palestinos. Así que ahora no la llaman guerra, la llaman operación.
Operación Irak, nuevo punto de mira antiterrorista (¿detrás del petróleo, quizá?). ¿Qué horrorosa enfermedad, qué
fiebre bélica impulsa a enfrentar al hombre contra el hombre, a matar? El
agujero de ozono, la contaminación de las aguas, la deforestación de los
bosques, el cáncer, el sida, no dejan de ser minucias amenazadoras para el ser
humano en comparación con este ansia de matar que obsesiona a los gobernantes.
Hay quien asegura que todo es una gigantesca comedia, cuyo actor protagonista
es Washington, Berlín, París, Londres, Madrid... con una trama obscenamente principal: la venta de armas y el
enriquecimiento de los más ricos.
Los demás aplicaremos la letrilla de Góngora: Ande yo caliente y
ríase la gente. De paso, nos
dedicaremos a especular sobre quién ganará la Liga o el juego que darán en la Champion's League el Madrid y el Atleti.
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