sábado, 23 de enero de 2021

                  CRÓNICAS DE RADIO POPULAR

                                                DESDE  CORIA

                                Extraño acontecimiento meteorológico.

                                            La granja sin tejado.

 

14 de febrero de 1968

 

 Siempre se dijo, por aquello de la superstición, que martes y trece constituían una fecha fatídica. Difícil será convencer de lo contrario a muchos de los habitantes de la barriada de San Juan Bautista, de Coria. El día 13 febrero —este año coincidió en martes— ocurrió el accidente, si hemos de calificar de algún modo al extraño acontecimiento que da pie a la noticia.

La tarde estaba tranquila. Pero a eso de las seis, se produjo un repentino y violento huracán que no duró más allá de los siete segundos. Atmosféricamente no fue preparado de antemano: las nubes no oscurecían el sol, el viento no soplaba. Nada hacía presagiar la tormenta. El huracán surgió de improviso, una fuerza repentina que procedía del oeste (de la Mohecilla) y que desapareció repentinamente por el este (la zona del cementerio). Lo curioso y sorprendente del caso fue que recorrió una zona de unos 70 metros de anchura, trazando un auténtico zig-zag que comprendía la antigua fábrica de harinas “Virgen de Argeme”[1], el Colegio Libre Adoptado[2], la factoría algodonera Cepansa y una extractora de orujo[3], edificaciones situadas en las afueras de la población, al margen del centro de la ciudad, que fueron las principalmente perjudicadas.

La fábrica de harinas “Virgen de Argeme”, ahora convertida en granja avícola, quedó literalmente sin tejado. Este cronista recorrió los lugares siniestrados y resulta increíble que, en un margen de tiempo de 7 segundos, un tejado de 30 metros de largo y 10 de ancho fuese limpiamente arrancado de cuajo, volase íntegro por los aires y fuese a aterrizar con violencia a 15 metros de distancia, precisamente sobre otra granja, donde aplastó a 93 gallinas. Muchas gallinas del primer edificio, la granja destejada, fueron a para al cemente­rio, revoloteando y con plumas. La techumbre de ambos edificios quedó destrozada. Pérdidas, más de 200.000 pesetas.

La factoría algodonera Cepansa sufrió el derrumbamiento de 75 metros de tapia. Como extrañas naves del espacio volaron las cubiertas de uralita de seis pabellones. En el transformador de entrada de linea de alta tensión, quedaron eliminados los hilos de enganche y, al desaparecer éstos, fueron perforados dos discos de cristal, pasamuros, de 32 centímetros de diámetro. La descarga producida fundió dos apoyos del seccionador y dos terminales de alta tensión. Total aproximado de pérdidas, 250.000 pesetas.

Los ventanales del Colegio Libre Adoptado de Enseñanza Media quedaron reducidos a añicos. 31 lunas de cristal, de gran tamaño, revolotearon como metralla por las aulas, afortunadamente vacías desde hacía escasos minutos.[4] Las pérdidas sobrepasaron las 20.000 pesetas.

La causa del fenómeno atmosférico obedeció probablemente , según explicaciones de personal cualificado, a una masa eléctrica de tipo desconocido acompañada de fortísimo viento y granizos del tamaño de huevos de perdiz. El viento era tan fuerte que muchos olivos de la Mohecilla fueron arrancados de raíz y arrastrados varios metros por la pendiente que baja hasta el arroyo Cadenetas.

No hubo que lamentar desgracias personales, afortunadamente. Tampoco faltó la anécdota. Ocurrió en la granja avícola. En la planta alta, comunicando con el departamento donde cacareaban tranquilas las gallinas, hay una pequeña habitación, sin puerta, utilizada para almacenar el pienso de las aves. En ella se encontraba un hombre, anciano y sordo, que se hallaba encorvado mientras llenaba sacos de alimento para distribuirlo a continuación entre las gallinas. Naturalmente, no oyó el ruido retumbante que antecedió al desastre. Pero sí advirtió un repentino y sorprendente resplandor, y exclamó: «Coñó, cuánta claridad». Cuando se incorporó y alzó los ojos, el tejado había desaparecido.

 

Desde Coria, para Radio Popular de Cáceres, J.G.




[1]La fábrica de harinas “Virgen de Argeme” era un edificio situado en el lugar en que hoy se encuentran las llamadas “Casas de Málaga”, nombre debido al propietario de la fábrica, don Manuel Málaga.

[2]El Colegio Libre Adoptado era el edificio que hoy ocupan las instalaciones del edificio “Alagón”, dentro del recinto del actual Instituto de Enseñanza Secundaria.

[3]Situada en la fábrica de aceite de don Felipe Iglesias que linda, en la actualidad, con el C.P. Camilo Hernández.

[4]El horario escolar de tarde comprendía clases regladas de 4 a 6.

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